México: el insólito viaje de la mariposa Monarca

Puede volar más de 8.000 kms. al año.
::: SOCIEDAD /TURISMO

::: Concha Moreno
Mientras en España estamos soportando temperaturas que nos congelan hasta las ideas, las mariposas Monarca disfrutan sus días de bonanza en México y en otros países, a más de 20 grados, antes de remontar el vuelo rumbo a las tierras canadienses donde, a la vez, acabará su vida. La Monarca es, quizás, la especie de mariposa más conocida, debido a su vistoso aspecto, naranja y negro, y a su tamaño, ya que la envergadura alcanza los 10 centímetros. Curiosamente, también es la que más vive; la mayoría de las especies duran unos pocos días, pero la Monarca llega a vivir nueve meses. Esta longevidad les permite hacer algo tan insólito como migrar a miles de kilómetros, en travesías transatlánticas.
     Algunas llegan a Gran Bretaña y a España en los años de vientos favorables, e incluso se han instalado de forma permanente en las Islas Canarias desde el año 1804, concretamente en Tenerife.
     También habitan en los parques naturales de El Estrecho y Los Alcornocales, en la provincia de Cádiz. Las que habitan entre el Océano Atlántico y los Grandes Lagos se trasladan a Cuba.


Magnífico ejemplar de la mariposa Monarca, en su veraneo en México.
     Santuarios de México
     La Monarca, siendo tan frágil, realiza un fantástico recorrido de entre 2.000 y 4.500 kilómetros de ida, y otros tantos de vuelta, desde los bosques de Canadá y Estados Unidos hasta México. En este país se agrupan por millones en los llamados ‘santuarios’, donde llegan todos los años, entre finales de octubre y primeros de noviembre, con el fin de reproducirse.
     Es que, para ello, necesitan hibernar en lugares donde la temperatura las mantenga aletargadas para que, una vez llegado el calor, puedan procrear. Cumplido su objetivo, regresan otra vez a las tierras del norte en el mes de marzo.
     Esta gran viajera, que puede desplazarse hasta 120 kilómetros al día,  busca las montañas de Michoacán, en el Estado de México, situadas por encima de los 2.400  metros de altura sobre el nivel del mar, porque es una de las regiones cuyo invierno les proporciona las mejores condiciones para su reproducción y, por lo tanto, para su supervivencia: temperatura fresca, nubes y neblina abundantes en agua y humedad, así como árboles que las protegen del granizo y la nieve.

Los tres grandes Estados por los que se pasea el insecto.
     En verano, la Monarca habita la franja fronteriza de Canadá y Estados Unidos, cuando los días largos y las altas temperaturas le permiten madurar y reproducirse.
     Al terminar el verano, la disminución drástica de la temperatura, la falta de control de la temperatura interna y la escasez de alimento por el letargo invernal en que entran las plantas de las que se alimenta esta especie, la obligan a desplazarse hacia latitudes más cálidas. Entonces comienza su gran vuelo hacia México.

      Reserva de la Biosfera
     El santuario mexicano abarca una extensión de 56.000 hectáreas, denominado Reserva de la Biosfera de la mariposa Monarca, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2008.
     Un 70% del territorio pertenece al Estado de Michoacán y, el resto, al Estado de México. Las localidades principales de estos asentamientos son: El Rosario, Ocampo, Sierra Chincua y Angangueo. Se calcula que en cada colonia se reúnen entre 7 y 20 millones de individuos.
     En esta zona, las mariposas se alimentan de unas hierbas conocidas por los lugareños como ‘venenillo’ y ‘algodoncillo’ que, de no ser consumidas, ocasionarían un desequilibrio ecológico en los bosques de pinos y oyameles de los dos Estados. La Monarca se establece primero en bosques de abeto  (oyamel para los mexicanos) situados en laderas o cañadas húmedas localizadas entre 2.400 y 3.600 metros de altitud. 

De bellos colores, viven camufladas entre pinos abetos y encinas.
     El conjunto de árboles, de 20 a 50 metros de altura, con ramas densas y hojas en forma de aguja, genera un microclima especial. Por otro lado, la intensidad de la luz es baja y la temperatura se mantiene estable durante todo el tiempo en que la Monarca permanece en la zona; además, la humedad es alta y el viento se mueve lentamente. Al pasar los meses, las colonias se desplazan poco a poco hacia los bosques de pino-encino, generalmente menos densos.

     Todo un espectáculo
     Visitar estos santuarios es una experiencia que se recomienda a cualquier turista que se encuentre por la zona, no sólo a los amantes de la naturaleza. Llegar allí, a veces, no es nada sencillo, pero merece la pena. Tuvimos la suerte de poder acercarnos al de Angangueo, muy cercano al Valle de Bravo, y a tan sólo hora y media del Distrito Federal por autopista.
     Desde Avándaro, una carretera tortuosa acerca al visitante a las laderas de las montañas donde ni siquiera es necesario preguntar si “falta mucho”, porque, a una media hora, cuando se va una  aproximando a la zona boscosa, una bandada de miles de mariposas pasan por tu lado lanzadas casi en picado.

El tamaño de estas mariposas llama la atención: su envergadura llega a los 12 cm.
     Ese momento nos recordó la escena de ‘Los pájaros’, de Hitchcock, pero sin el espanto, en tono amable, porque, realmente, la primera reacción es la de levantar las manos y cubrirte. Esto sólo sucede unos segundos. Enseguida te quedas inmovilizado, o hipnotizado, mientras millares de Monarcas parecen atravesarte. Esto lo disfruta el turista una y otra vez.
    
Pero a mediados de marzo, en los santuarios sólo quedan como testimonio los cadáveres de las mariposas muertas, y los bosques de oyamel regresan a su antiguo aspecto, aguardando el fin de año, cuando nuevamente llegarán millones de mariposas, repitiendo este maravilloso fenómeno.
    
La creencia popular de los habitantes de estas zonas mexicanas es que cada mariposa representa el alma de sus seres queridos, ya difuntos, que vienen a visitarlos.

     En peligro de extinción
     En el año 2010, la revista científica Evolution (editada por la Society for the Study of Evolution, Saint Luis, Missouri, EE UU) publicó un estudio financiado por la Fundación Nacional de Ciencias y de la Universidad de Georgia (EE UU) en el cual, dos investigadores de la Escuela Warnell de Forestación y Recursos Naturales y la Escuela Odum de Ecología examinaron el tamaño y la forma de Monarcas de poblaciones migratorias y no migratorias, usando avanzados sistemas de imagen por ordenador que fueron capaces de medir detalles precisos acerca de las alas de los insectos.

Al emigrar al norte, los caminos quedan alfombrados de cadáveres multicolores
     Los investigadores, Andy Davis  y Sonia Alitzer, compararon las Monarca migratorias del este y el oeste de Estados Unidos con las que se encuentran en Hawai, Costa Rica, el sur de Florida y Puerto Rico, que no migran.
     Según sus conclusiones, las del este, que son las que realizan la migración más larga de todas las especies de insectos del mundo, enfrentan numerosas amenazas, hasta el punto de que la migración de estas mariposas se considera "un fenómeno en peligro de extinción".
     Davis ha publicado estudios anteriores que indican una disminución del número de las hembras Monarca en los últimos 30 años en el Este de Estados Unidos, una tendencia preocupante para el futuro de toda la población de estas mariposas.
     Además, las Monarca de esta población son proclives a periódicas pérdidas masivas de insectos por las tormentas en las regiones de México, donde pasan el invierno.
     Aunque no son una especie amenazada en todo el mundo, dijo Alitzer, sí están en peligro las que tienen las alas más grandes. "Nuestro estudio muestra que podríamos perder una población que es, desde el punto de vista de la evolución, única, si disminuyen en gran número las mariposas monarca del este".

Las hembras, algo más pequeñas que los machos, ponen cerca de 400 huevos.
       DOCUMENTACIÓN
      Características de
      las Monarca

      De gran belleza y colorido, estas mariposas son de vital importancia como agente polinizador y factor de equilibrio ecológico en los bosques que habitan. Se distinguen de sus congéneres por su longevidad, pues mientras ellas poseen un ciclo de no más de 24 días, las Monarca pueden vivir hasta 9  meses.
     A la vez, sus alas presentan un patrón de color naranja y negro fácilmente reconocibles, con una envergadura de entre 8 y 12 cm., si bien existen diferencias básicas entre machos y hembras. Las hembras tienen sus alas más oscuras y las rayas negras son más anchas.
     Por su parte, los machos, ligeramente mayores, cuentan con rayas más delgadas y un punto negro en cada una de las alas traseras; estos puntos liberan feromonas. No se sabe con demasiada exactitud cuántos huevos ponen a lo largo de su vida, pero se estima un promedio de entre 300 y 400.

Este insecto contribuye al equilibrio del medio ambiente, tanto por lo que come como por lo que aporta como alimento a las aves y a infinidad de otros seres.